La lengua es un órgano fundamentalmente muscular muy vascularizado que tiene tres funciones principales, sobre la salud: detecta los sabores, interviene en la deglución y en la fonación. Es la primera en entrar en contacto con los alimentos y bebidas, detectando, a través de las papilas gustativas, cuatro tipos de gustos: dulce, salado, ácido y amargo.
Permite también conocer la temperatura de los alimentos y colabora de manera importante en los procesos de masticación y deglución. A través de sus glándulas salivares, contribuye a mantener la boca húmeda. Finalmente, es un órgano imprescindible para la emisión de las palabras. Dependiendo de cómo se sitúe en la boca y de su interacción con los labios o dientes, resultarán unos sonidos u otros.
Varias enfermedades pueden afectar a la lengua. La leucoplasia (manchas blancas) se debe a factores que irritan la mucosa (diente roto, prótesis mal ajustada, etcétera) y al consumo de tabaco y alcohol. La presencia de hongos (candidiasis oral) se manifiesta por la presencia de unas manchas blancas que, una vez raspadas, dejan ver una capa enrojecida y, a veces, sangrante. La lengua geográfica se caracteriza por la aparición de unas grietas en la lengua. Puede deberse a un déficit de vitaminas, al estrés o a los cambios hormonales en las mujeres.
La lengua vellosa negra es una afección benigna en la que el dorso de la lengua adquiere un color negruzco y con vello. Suele ser temporal, sin consecuencias para la salud, y mejora al suprimir el consumo de tabaco, alcohol, café y té negro. Finalmente, el cáncer de lengua puede aparecer bajo la forma de una úlcera que no se cura pasadas 2 semanas o como una mancha blanca o roja inespecífica.
La lengua es un órgano en el que los profesionales sanitarios pueden detectar numerosas enfermedades. La falta de vitaminas A, B2 y C suele cursar con la llamada glositis (inflamación de la lengua). Determinadas enfermedades de la sangre (anemias, leucemia) pueden estar asociadas a placas dolorosas con sensación de quemazón en la superficie de la lengua.
La diabetes suele asociarse a candidiasis (hongos) en el dorso de la lengua. Las enfermedades hepáticas pueden ir asociadas a un color amarillento de la lengua (ictericia). Estos son solo algunos de los reflejos de enfermedades sistémicas en la lengua, por eso, ante cualquier cambio significativo en la lengua, se debe consultar al médico o al dentista sobre qué puede estar revelando de nuestra salud.
Mantener la lengua limpia, raspándola después del cepillado de los dientes, ayuda a eliminar las bacterias y las células muertas y previene enfermedades y el mal aliento (halitosis). La limpieza de la lengua puede realizarse con el cepillo dental, aunque lo ideal es recurrir a un raspador lingual que es más eficaz. Otro consejo es eliminar todos los factores irritantes: dientes rotos, coronas o prótesis mal ajustadas y consumo de tabaco, alcohol o exceso de café. Finalmente, una dieta equilibrada y rica en frutas y verduras permitirá evitar la escasez de vitaminas que afectan negativamente a nuestra lengua.
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